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Los técnicos mexicanos necesitan irse de México

Pablo Guede. Guillermo Almada. Paulo Pezzolano. Tres nombres que hace meses eran virtualmente desconocidos en México.

Tres técnicos cuya contratación por clubes de la Liga MX generó básicamente la misma reacción que este tuit muy recordado hoy.

El primer problema con esta reacción es la crítica desde la ignorancia. Nos emociona escuchar que quizá vuelve Matías Almeyda, que llega Michel a Pumas o que la selección consigue a Tata Martino. Cero quejas por los jóvenes mexicanos.

¿Un desconocido? ¡Inaceptable!

Bastaba una mirada a Google o Wikipedia para consultar el palmarés de los recién llegados y ver que se trata de perfiles interesantes.

Guede tuvo un paso exitoso en Colo Colo y también entregó buenos números en Arabia Saudí. En todos sus clubes sumó más del 50% de puntos posibles.

Almada tuvo una buena carrera en Uruguay y particularmente en Ecuador, donde dejó una muy buena imagen.

Pezzolano le dio a Torque el primer ascenso a Primera de su historia y a Liverpool (URU) su primer título (torneo corto).

A Morelia y Santos Laguna sin duda le funcionaron las contrataciones. Guede ya tiene a Monarcas en semifinales e incluso si los Guerreros no remontan ante Monterrey el mérito del superliderato es innegable.

Se entiende que Pachuca decida explorar una ruta similar.

Viene la segunda parte de la reacción a esos fichajes: ¿por qué no se le da la oportunidad a un técnico mexicano joven?

Cabe notar un detalle curioso: todos los nombres que se suelen mencionar son entrenadores que YA recibieron una oportunidad.

Sería bueno que reciban otra chance. Mientras tanto, quisiera verlos tomar riesgos. Picar piedra en la Segunda B o Tercera de España -donde algunos estudiaron-, en clubes de Sudamérica, incluso alguna liga «exótica».

Prepararse más para hacerlo aun mejor al volver a la Liga MX.

En cambio, y admito que las generalizaciones son injustas, la mayoría de esos DT parece no querer alejarse mucho para estar disponible cuando se abra un puesto.

Aceptan otro puesto en un club de Primera o regresan a los medios de comunicación. Se quedan en la zona de comfort.

Claro, es fácil decir «váyanse a picar piedra». Hay otras consideraciones, en especial cuando hay una familia por mantener, que mantienen a muchos de esos entrenadores a la espera de otra opción en Liga MX.

Pero cómo nos urge que haya otro aventurero como Javier Aguirre.

Porque parte de los pasos para que avance el futbol mexicano es el fogueo internacional, y eso no va solo por el lado de los jugadores.

No es casualidad que la FMF lleve dos procesos seguidos optando por un técnico foráneo para la selección.

Ya vemos a algunos jugadores mexicanos arriesgarse en ligas y clubes de menor prestigio cuando se cierran las puertas en casa. Ahí está Antonio Briseño, que de jugar en el Ascenso dos años en Portugal le valieron ser un refuerzo de Chivas.

Los DT pueden aprender de ese ejemplo.

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