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El tóxico ambiente alrededor de Cruz Azul (y la selección mexicana)

Varios tuiteros me respondieron un mensaje similar a este comentario sobre la derrota de Cruz Azul ante el LAFC: “los jugadores nos dieron la espalda por 23 años”.

Entendiendo el coraje del momento, ningún jugador de Cruz Azul lleva 23 años en el club. Pero al cargarles la rabia acumulada en ese periodo, el círculo vicioso se extiende.

Lo mismo pasa con la selección mexicana. Con cada Mundial es peor la reacción contra equipos que logran exactamente lo mismo que los de 1994/1998, a los que empero se les tiene en mucho mejor estima y varios de sus integrantes son parte ahora del coro que destroza a la generación actual.

Y tanto con Cruz Azul como con el Tri la situación irá cada vez a peor. Así se gane una Copa MX, Copa Oro, Concachampions, Mundial Sub-17 o Juegos Olímpicos, todo se borra en cuanto llega la obsesión del titulo de Liga o el quinto partido y no se logra ese paso final.

Que no se logre es, por supuesto, frustrante. Más de una vez se estuvo tan cerca que resulta casi inexplicable tener que seguir esperando.

El problema está en que nuestra respuesta a la frustración suele ser querer que todo reviente y empezar de cero nuevamente.

Yo estoy convencido de que no vamos a llegar al quinto partido en 2022, pero creo que lo importante es que Tata Martino siga hasta 2026.

Sin embargo, sabemos que si nos quedamos de nuevo en octavos (o ni eso), va a ser otro borrón y cuenta nueva.

Creo que Cruz Azul estaba en el camino correcto a ganar un título con Siboldi. No fue ahora, pero su rendimiento futbolístico alcanzó picos muy altos y es posible reponerse de derrotas duras.

El León es claro ejemplo, al aprender de las dos veces que se quedó corto en 2019.

Pero el nivel de frustración celeste -entendible, reitero- es tal que la reacción a caer con Pumas fue de una magnitud que destrozó todo el proyecto en cinco días.

Hoy están más lejos de ese título que la semana pasada.

Sé que no voy a convencer a nadie envuelto hoy en la ira, pero por más fácil que resulte culpar de todo a 11 tipos demasiado bien pagados que no le ponen huevos, el entorno también cuenta.

Tanto en Cruz Azul como en el Tri, se ha vuelto demasiado tóxico.

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