Ni vamos a salir al Ángel si ganan ni vamos a cortarnos las venas si pierden.
Pero al ser una oportunidad histórica para el club y por ende para el futbol mexicano, ojalá hoy Tigres derrote a Palmeiras y consiga su pase a la final del Mundial de Clubes.
La primera vez que tuvimos clubes en Libertadores, Chivas y América fueron meros comparsas y se despidieron rápido. En 1999 Necaxa ni siquiera superó la Pre contra los venezolanos y Monterrey se quedó fuera en la fase de grupos.
Entonces veíamos normal no estar a la altura.
Pero en 2000 Atlas y América llegaron a cuartos de final, con las Águilas dando un paso más alcanzando las semifinales.
Un año después Cruz Azul jugó la final tras vencer a dos argentinos.
En 2005 Chivas fue el primero en eliminar a Boca y en 2008 América rompió la sequía a eliminación directa contra brasileños (con un Maracanazo, además).
Cada triunfo derribó una barrera. Y con cada barrera que cayó se nos hizo más normal exigir resultados y a nuestros clubes competir con dignidad.
Si en 1998 nos hubieran dicho que en pocos años veríamos a Jaguares y Xolos alcanzar unos cuartos de final no lo habríamos creído (en parte porque aún no existían 😅).
Ahora es turno de Tigres de romper esa barrera maldita de las semifinales en el Mundial de Clubes. Esta es una de las últimas oportunidades con el inminente cambio de formato.
Es importante no solo para ellos, sino para la Liga MX en su conjunto.
Guste o no, Tigres representa al futbol mexicano.
Ahora que es moda agarrar a nuestro torneo de piñata para hacerle ojitos a uno mucho peor mientras vemos cada vez más lejos competir con Conmebol, vendría muy bien una muestra tangible de que estamos a la par con los mejores del Sur.
Así que más allá de rivalidades y lo pesada que se pueda poner una parte de su afición, ojalá que Tigres lo haga muy bien hoy.
Aunque no nos quieran en su barco, igual deseo que lleguen a buen puerto.