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Coronavirus: Si millones viven al día, el gobierno debe ayudarlos a parar

En el debate sobre las medidas que deben tomarse en México para prevenir el contagio masivo del coronavirus que provoca la enfermedad Covid-19, el lado que apuesta por mantener toda normalidad posible siempre esgrima esta carta de la victoria: millones de mexicanos viven al día, no se puede parar la economía.

La primera parte del argumento es cierta. Millones de mexicanos viven al día y parar de trabajar para quedarse en casa sería un golpe devastador para su economía familiar. Lo mismo aplica para miles de Pymes, así como compañía de mayor tamaño que no pueden recurrir al trabajo a distancia.

El detalle es que esa situación no es exclusiva de México. Millones de personas en otros países también viven al día, tanto en naciones del nivel socioeconómico de nuestro país, más pobres o potencias mundiales.

Y alrededor del mundo un gobierno tras otro ha tenido que recurrir a decretar un estado de emergencia para poner a su población en cuarentena, limitando su movilidad a solo cuestiones esenciales como ir al supermercado o la farmacia, así como para los puestos de trabajo que resulta indispensable mantener abiertos.

Lo hizo China tras ser el epicentro de la epidemia y al cabo de varias semanas ha logrado contenerla, al grado de que sus únicos casos nuevos son importados y es ahora el país asiático el que está cerrando fronteras para impedir un rebote desde el exterior.

La misma medida aplicó Italia cuando la dispersión del coronavirus hizo trizas su sistema de salud y pocos días después España. También tuvieron que reaccionar así Alemania, Francia o el Reino Unido. En Estados Unidos el mismo camino han seguido ya Nueva York, California o Florida, aunque aún está pendiente una cuarentena a nivel nacional.

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Pero también países en condiciones mucho más precarias han recurrido a esto. Lo hicieron El Salvador o Argentina en Latinoamérica. También India con apenas 500 casos confirmados entre sus mil 400 millones de habitantes.

Para todos las consecuencias económicas pueden ser tremendas; en algunos casos, devastadoras. Pese a ello, sus gobiernos asumieron el costo de las medidas para proteger la salud de la población.

Porque pese a la «baja letalidad» que tiene el virus, el ejemplo italiano o español ha dejado de manifiesto que el verdadero problema llega cuando su alta tasa de contagio causa el colapso de los sistemas de salud, incapaces de lidiar con tanta gente que requiere hospitalización y, en particular, un ventilador mecánico para sobrevivir.

La labor del gobierno en emergencias como la pandemia del coronavirus que causa la Covid-19 es actuar para apoyar la economía de la población, en especial esos millones que viven al día, no pedirle seguir activa. Es lo que están haciendo decenas de países, ricos y pobres.

A las acciones de las autoridades de salud (que en el caso de México el presidente ha menoscabado casi a diario) se tienen que sumar medidas económicas, desde una renta básica a quienes no puedan trabajar, ayudas para el alquiler, respaldo a PYMES y apoyos fiscales a grandes empresas que deben cerrar, etcétera.

«¡Pero nos vamos a endeudar!», me ha respondido más de uno, en especial cuando mencioné el ejemplo de El Salvador, donde el presidente anunció una batería de medidas económicas muy fuerte.

Pues sí. Es una crisis sin precedente. Si toca endeudarse, toca.

Alguien me comentó en Twitter que «México ya no puede endeudarse más». En realidad sí puede. Su deuda pública, en términos de porcentaje del PIB, se encuentra cerca de «media tabla» en la comparación con el resto de países del mundo.

Por supuesto, en México el simple concepto de deuda pública es casi tabú ante los innumerables ejemplos de gobiernos locales, estatales y federal que la han utilizado para megaproyectos que terminan hechos una ruina o simplemente para malversar fondos.

Pero esta no es una situación común. Es una crisis sin precedentes y no se debe dejar fuera de la mesa ninguna opción.

Algunos más me decían que en Europa pueden permitírselo por ser economías más fuertes. Sin embargo, la realidad es que incluso en la Unión Europea el debate sobre el alcance de las medidas es intenso, con los países del norte reacios a apoyar todas las propuestas que vienen del sur.

Al final, dar prioridad a pensar en el costo económico ante una crisis de este tamaño es perder de vista la amenaza más grande. El coronavirus no va a desaparecer de la noche a la mañana y mientras no se tomen las medidas de contención necesarias esos millones que viven al día van a terminar pagando los mayores costos tarde o temprano.


Descubres un incendio en tu cocina que amenaza el resto de tu casa. Hay una tienda de extintores al lado. No tienes un peso.

Yo compraría un extintor con tarjeta de crédito. No sé si alguno preferiría quedarse viendo arder el resto de la casa para no endeudarse…

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